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Сто лет одиночества

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«Сто лет одиночества» — культовый роман одного из самых известных писателей XX века колумбийца Габриэля Гарсиа Маркеса. Неадаптированный текст романа снабжен комментариями и словарем. Книга предназначена для учебного чтения в вузах и на курсах иностранных языков, а также для самостоятельного чтения.
Маркес, Г. Г. Сто лет одиночества : книга для чтения на испанском языке : учебное пособие / Г. Г. Маркес. - Санкт-Петербург : КОРОНА принт, КАРО, 2013. - 416 с. - ISBN 978-5-9925-0113-1. - Текст : электронный. - URL: https://znanium.com/catalog/product/1047875 (дата обращения: 30.04.2024). – Режим доступа: по подписке.
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Gabriel. Garcia MARQUEZ




                CIENANOS DE SOLEDAD





P R О S A MODERNA


Комментарии и словарь E. А. Головиной






ИЗДАТЕЛЬСТВО ШСР© Санкт-Петербург

УДК 372.8
ББК 81.2 Исп-93
     М 27
    Маркес Габриэль Гарсиа
М 27 Сто лет одиночества: Книга для чтения на испанском языке. — СПб.: КОРОНА принт, КАРО, 2013. — 416 с.
    ISBN 978-5-9925-0113-1.
         «Сто лет одиночества» — культовый роман одного из самых известных писателей ХХ века колумбийца Габриэля Гарсиа Маркеса. Неадаптированный текст романа снабжен комментариями и словарем.
         Книга предназначена для учебного чтения в вузах и на курсах иностранных языков, а также для самостоятельного чтения.
УДК 372.8
ББК 81.2 Исп-93
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Габриэль Гарсиа Маркес CIEN AN~OS DE SOLEDAD
СТО ЛЕТ ОДИНОЧЕСТВА
Подготовка текста, комментарии и словарь Е. А. Головиной
Редактор М. О. Заика Технический редактор Т. В. Сафонова Корректор Н. Л. Ковалева Иллюстрация на обложке О. В. Маркиной
ООО «КОРОНА принт», ЛР № 065007
      198005, Санкт-Петербург, Измайловский пр., 29, (812) 251-33-94
Издательство «КАРО», ЛР № 065644
     195279, Санкт-Петербург, шоссе Революции, д. 88, (812) 570-54-97
Гигиенический сертификат
№ 78.01.07.953.П.324 от 10.02.2012
    Подписано в печать 25.12.2012. Формат 70 х 100 ¹/₃₂. Бумага газетная.
Печать офсетная. Усл. печ. л. 16,8. Тираж 2000 экз. Заказ № 12.21
Отпечатано в типографии «КАРО»
© КОРОНА принт, 2004
ISBN 978-5-9925-0113-1               © КАРО, 2004

            [I]


    Muchos anos despues, frente al peloton de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendia habia de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevo a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro у canabrava construidas a la orilla de un rio de aguas diafanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas у enormes como huevos prehistoricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas careclan de nombre, у para mencionarlas habia que senalarlas con el dedo. Todos los anos, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, у con un grande alboroto de pitos у timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el iman. Un gitano corpulento, de barba montaraz у manos de gorrion, que se presento con el nombre de Melqulades, hizo una truculenta demostracion publica de lo que el mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metalicos, у todo el mundo se espanto al ver que los calderos, las pailas, las tenazas у los anafes se calan de su sitio, у las maderas crujlan por la deses-peracion de los clavos у los tornillos tratando de desenclavarse, у aun los objetos perdidos desde hacla mucho tiempo apareclan por donde mas se les habia buscado, у se arrastraban en desbandada turbulenta detras de los fierros magicos de Melquiades. «Las cosas tienen vida propia —pregonaba el gitano con aspero acento—, todo es cuestion de despertarles el anima.»Jose Arcadio Buendia,

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cuya desaforada imagination iba siempre mas lejos que el ingenio de la naturaleza, y aun mas alla del milagro y la magia, penso que era posible servirse de aquella invention inutil para desentranar el oro de la tierra. Melquiades, que era un hombre honrado, le previ-no: «Para eso no sirve.» Pero Jose Arcadio Buendia no creia en aquel tiempo en la honradez de los gitanos, asi que cambio su mulo y una partida de chivos por los dos lingotes imantados. Ursula Iguaran, su mujer, que contaba con aquellos animales para ensanchar el desmedrado patrimonio domestico, no consiguio disuadirlo. «Muy pronto ha de sobrarnos oro para empedrar la casa», replico su marido. Durante varios meses se empeno en demostrar el acierto de sus conjeturas. Exploro palmo a palmo¹ la region, inclusive el fondo del rio, arrastrando los dos lingotes de hierro y recitando en voz alta el conjuro de Melquiades. Lo unico que logro desenterrar fue una armadura del siglo xv con todas sus partes soldadas por un cascote de oxido², cuyo interior tenia la resonancia hueca de un enorme calabazo lleno de piedras. Cuando Jose Arcadio Buendia y los cuatro hombres de su expedition lo-graron desarticular la armadura, encontraron dentro un esqueleto calcificado que llevaba colgado en el cuello un relicario de cobre con un rizo de mujer.
    En marzo volvieron los gitanos. Esta vez llevaban un catalejo y una lupa del tamano de un tambor, que exhibieron como el ultimo descubrimiento de los judios de Amsterdam. Sentaron una gitana en un extremo de la aldea e instalaron el catalejo a la entrada de la carpa. Mediante el pago de cinco reales, la gente se asomaba al catalejo y veia a la gitana al alcance de su mano. «La ciencia ha eliminado las distancias», pregonaba Melquiades. «Dentro de poco, el hombre podra ver lo que ocurre en cualquier lugar de la tierra, sin moverse de su casa.» Un mediodia ardiente hicieron una asombrosa demostracion con la lupa gigantesca: pusieron un

    ¹ palmo a palmo — пядь за пядью; шаг за шагом

    ² cascote de oxido — ржавые обломки

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monton de hierba seca en mitad de la calle у le prendieron fuego mediante la concentration de los rayos solares. Jose Arcadio Buendla, que aun no acababa de consolarse por el fracaso de sus imanes, concibio la idea de utilizar aquel invento como un arma de guerra. Melqulades, otra vez, trato de disuadirlo. Pero termino por aceptar los dos lingotes imantados у tres piezas de dinero colonial a cambio de la lupa. Ursula lloro de consternation. Aquel dinero formaba parte de un cofre de monedas de oro que su padre habla acumulado en toda una vida de privaciones, у que ella habla ente-rrado debajo de la cama en espera de una buena ocasion para invertirlas.Jose Arcadio Buendla no trato siquiera de consolarla, entregado por entero a sus experimentos tacticos con la abnegation de un cientlfico у aun a riesgo de su propia vida. Tratando de demostrar los efectos de la lupa en la tropa enemiga, se expuso el mismo a la concentration de los rayos solares у sufrio quemaduras que se convirtieron en ulceras у tardaron mucho tiempo en sanar¹. Ante las protestas de su mujer, alarmada por tan peligrosa inven-tiva, estuvo a punto de incendiar la casa. Pasaba largas horas en su cuarto, haciendo calculos sobre las posibilidades estrategicas de su arma novedosa, hasta que logro componer un manual de una asombrosa claridad didactica у un poder de conviction irresistible. Lo envio a las autoridades acompanado de numerosos testimo-nios sobre sus experiencias у de varios pliegos de dibujos explica-tivos, al cuidado de un mensajero que atraveso la sierra, se extravio en pantanos desmesurados, remonto rlos tormentosos у estuvo a punto de perecer bajo el azote de las fieras, la desesperacion у la peste, antes de conseguir una ruta de enlace con las mulas del correo. A pesar de que el viaje a la capital era en aquel tiempo poco menos que imposible,Jose Arcadio Buendla prometla intentarlo tan pronto como se lo ordenara el gobierno, con el fin de hacer demostraciones practicas de su invento ante los poderes militares у adiestrarlos personalmente en las complicadas artes de la guerra

    ¹ tardaron mucho tiempo en sanar — и долго не проходили

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solar. Durante varios anos espero la respuesta. Por ultimo, cansa-do de esperar, se lamento ante Melqulades del fracaso de su inicia-tiva, у el gitano dio entonces una prueba convincente de honradez: le devolvio los doblones a cambio de la lupa, у le dejo ademas unos mapas portugueses у varios instrumentos de navegacion. De su puno у letra¹ escribio una apretada sintesis de los estudios del monje Hermann, que dejo a su disposition para que pudiera servirse del astrolabio, la brujula у el sextante.Jose Arcadio Buendia paso los largos meses de lluvia encerrado en un cuartito que cons-Ииуб en el fondo de la casa para que nadie perturbara sus experimentos. Habiendo abandonado por completo las obligaciones domesticas, permanecio noches enteras en el patio vigilando el curso de los astros, у estuvo a punto de contraer una insolation por tratar de establecer un metodo exacto para encontrar el medio-dia. Cuando se hizo experto en el uso у manejo de sus instrumentos, tuvo una nocion del espacio que le permitio navegar por mares incognitos, visitar territorios deshabitados у trabar relation con seres esplendidos, sin necesidad de abandonar su gabinete. Fue esa la epoca en que adquirio el habito de hablar a solas, paseandose por la casa sin hacer caso de nadie, mientras Ursula у los ninos se partian el espinazo en la huerta cuidando el platano у la malanga, la унел у el name, la ah^ama у la berenjena. De pronto, sin ningun anuncio, su actividad febril se interrumpio у fue sustituida por una especie de fascination. Estuvo varios dias como hechizado, repi-tiendose a si mismo en voz baja un sartal de asombrosas conjetu-ras, sin dar credito a su propio entendimiento. Por fin, un martes de diciembre, a la hora del almuerzo, solto de un golpe toda la carga de su tormento. Los ninos habian de recordar por el resto de su vida la augusta solemnidad con que su padre se sento a la cabecera de la mesa, temblando de fiebre, devastado por la prolon-gada vigilia у por el encono de su imagination, у les revelo su descubrimiento:

    ¹ De su puno y letra — своими собственными руками

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    —La tierra es redonda сото una naranja.
    Ursula perdio la paciencia. «Si has de volverte loco, vuelvete tu solo», grito. «Pero no trates de inculcar a los ninos tus ideas de gitano.»Jose Arcadio Buendia, impasible, no se dejo amedrentar por la desesperacion de su mujer, que en un rapto de colera le destrozo el astrolabio contra el suelo. Construyo otro, reunio en el cuartito a los hombres del pueblo y les demostro, con teorias que para todos resultaban incomprensibles, la posibilidad de regresar al punto de partida navegando siempre hacia el Oriente. Toda la aldea estaba convencida de quejose Arcadio Buendia habia perdido el juicio, cuando llego Melquiades a poner las cosas en su punto. Exalto en publico la inteligencia de aquel hombre que por pura especulacion astronomica habia construido una teoria ya compro-bada en la practica, aunque desconocida hasta entonces en Macondo, y como una prueba de su admiracion le hizo un regalo que habia de ejercer una influencia terminante en el futuro de la aldea: un laboratorio de alquimia.
    Para esa epoca, Melquiades habia envejecido con una rapidez asombrosa. En sus primeros viajes parecia tener la misma edad de Jose Arcadio Buendia. Pero mientras este conservaba su fuerza descomunal, que le permitia derribar un caballo agarrandolo por las orejas, el gitano parecia estragado por una dolencia tenaz. Era, en realidad, el resultado de multiples y raras enfermedades contraidas en sus incontables viajes alrededor del mundo. Segun el mismo le conto ajose Arcadio Buendia mientras lo ayudaba a montar el laboratorio, la muerte lo seguia a todas partes, husmeandole los pantalones¹, pero sin decidirse a darle el zarpazo final. Era un fugitivo de cuantas plagas y catastrofes habian flagelado al genero humano. Sobrevivio a la pelagra en Persia, al escorbuto en el archi-pielago de Malasia, a la lepra en Alejandria, al beriberi en eljapon, a la peste bubonica en Madagascar, al terremoto de Sicilia y a un

    ¹ husmeandole los pantalones — соответствует русскому «наступая ему на пятки»

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naufragio multitudinario en el estrecho de Magallanes. Aquel ser prodigioso que decia poseer las claves de Nostradamus, era un hombre lugubre, envuelto en un aura triste, con una mirada asiatica que parecia conocer el otro lado de las cosas. Usaba un sombrero grande у negro, como las alas extendidas de un cuervo, у un chaleco de terciopelo patinado por el verdin de los siglos. Pero a pesar de su inmensa sabiduria у de su ambito misterioso, tenia un peso humano, una condition terrestre que lo mantenia enredado en los minusculos problemas de la vida cotidiana. Se quejaba de dolencias de viejo, sufria por los mas insignificantes percances economicos у habia dejado de reir desde hacia mucho tiempo, porque el escorbuto le habia arrancado los dientes. El sofocante mediodia en que revelo sus secretos, Jose Arcadio Buendia tuvo la certidumbre de que aquel era el principio de una grande amistad. Los ninos se asombraron con sus relatos fan-tasticos. Aureliano, que no tenia entonces mas de cinco anos, habia de recordarlo por el resto de su vida como lo vio aquella tarde, sentado contra la claridad metalica у reverberante de la ventana, alumbrando con su profunda voz de organo los territorios mas oscuros de la imagination, mientras chorreaba por sus sie-nes la grasa derretida por el calor. Jose Arcadio, su hermano maуor, habia de trasmitir aquella imagen maravillosa, como un recuerdo hereditario, a toda su descendencia. Ursula, en cambio, conservo un mal recuerdo de aquella visita, porque entro al cuar-to en el momento en que Melquiades rompio por distraction un frasco de bicloruro de mercurio.
    —Es el olor del demonio —dijo ella.
    —En absoluto —corrigio Melquiades—. Esta comprobado que el demonio tiene propiedades sulfuricas, у esto no es mas que un poco de soliman.
    Siempre didactico, hizo una sabia exposition sobre las virtu-des diabolicas del cinabrio, pero Ursula no le hizo caso, sino que se llevo los ninos a rezar. Aquel olor mordiente quedaria para siempre en su memoria, vinculado al recuerdo de Melquiades.

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    El rudimentario laboratorio —sin contar una profusion de ca-zuelas, embudos, retortas, filtros у coladores— estaba compuesto por un atanor primitivo; una probeta de cristal de cuello largo у angosto, imitacion del huevo filosofico¹ ,j un destilador construido por los propios gitanos segun las descripciones modernas del alam-bique de tres brazos de Maria la judia. Ademas de estas cosas, Melquiades dejo muestras de los siete metales correspondientes a los siete planetas, las formulas de Moises у Zosimo para el doblado del oro, у una serie de apuntes у dibujos sobre los procesos del Gran Magisterio, que permitian a quien supiera interpretarlos intentar la fabrication de la piedra filosofal. Seducido por la simplicidad de las formulas para doblar el oro,Jose Areadio Buendia cortejo a Ursula durante varias semanas, para que le permitiera desenterrar sus monedas coloniales у aumentarlas tantas veces como eraposible subdi-vidir el azogue. Ursula cedio, como ocurria siempre, ante la inquebrantable obstinacion de su marido. Entoncesjose Areadio Buendia echo treinta doblones en una cazuela, у los fundio con raspadura de cobre, oropimente, azufre у plomo. Puso a hervir todo a fuego vivo en un caldero de aceite de ricino hasta obtener un jarabe espeso у pestilente mas parecido al caramelo vulgar que al oro magnifico. En azarosos у desesperados procesos de destilacion, fundida con los siete metales planetarios, trabajada con el mercurio hermetico у el vitriolo de Chipre, у vuelta a cocer en manteca de cerdo a falta de aceite de rabano, la preciosa herencia de Ursula quedo reducida a un chicharron carbonizado que no pudo ser desprendido del fondo del caldero.
    Cuando volvieron los gitanos, Ursula habia predispuesto contra ellos a toda la poblacion. Pero la curiosidad pudo mas que el temor, porque aquella vez los gitanos recorrieron la aldea haciendo un ruido ensordecedor con toda clase de instrumentos musicos,

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    ¹ huevo filosofico — «философское яйцо». Символ алхимии. Изображает дракона, держащего во рту собственный хвост. Алхимики придавали особое значение колбам подобной формы.

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mientras el pregonero anunciaba la exhibition del mas fabuloso hallazgo de los naciancenos¹. De modo que todo el mundo se fue a la carpa, у mediante el pago de un centavo vieron un Melquiades juvenil, repuesto, desarrugado, con una dentadura nueva у radiante. Quienes recordaban sus encias destruidas por el escorbuto, sus mejillas flaccidas у sus labios marchitos, se estremecieron de pavor ante aquella prueba terminante de los poderes sobrenaturales del gitano. El pavor se convirtio en panico cuando Melquiades se saco los dientes, intactos, engastados en las encias, у se los mostro al publico por un instante —un instante fugaz en que volvio a ser el mismo hombre decrepito de los anos anteriores— у se los puso otra vez у sonrio de nuevo con un dominio pleno de su juventud restaurada. Hasta el propio Jose Areadio Buendia considero que los conocimientos de Melquiades habian llegado a extremos into-lerables, pero experimento un saludable alborozo cuando el gitano le explico a solas el mecanismo de su dentadura postiza. Aque-llo le parecio a la vez tan sencillo у prodigioso, que de la noche a la manana perdio todo interes en las investigaciones de alquimia; sufrio una nueva crisis de mal humor, no volvio a comer en forma regular у se pasaba el dia dando vueltas por la casa. «En el mundo estan ocurriendo cosas increibles», le decia a Ursula. «Ahi mismo, al otro lado del rio, haу toda clase de aparatos magicos, mientras nosotros seguimos viviendo como los burros.» Quienes lo cono-cian desde los tiempos de la fundacion de Macondo, se asombra-ban de cuanto habia cambiado bajo la influencia de Melquiades.
    Al principio,Jose Areadio Buendia era una especie de patriarca juvenil, que daba instrucciones para la siembra у consejos para la crianza de ninos у animales, у colaboraba con todos, aun en el trabajo fisico, para la buena marcha de la comunidad. Puesto que su casa fue desde el primer momento la mejor de la aldea, las otras fueron arregladas a su imagen у semejanza. Tenia una salita amplia

    ¹ naciancenos — назианцы, жители древнего города Назианз в Малой Азии

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